¿Cómo transformar a un grupo de personas en un equipo de trabajo?

Gestión de Equipos

Según Martha Alles (2002), una gurú en el desarrollo por competencias, una competencia es una característica subyacente del individuo que está relacionada a un estándar de efectividad en una tarea o situación.

Al ser una característica subyacente no puede ser detectada a simple vista, el medio para detectar si una persona posee o no cierta competencia es a través de sus comportamientos observables. Por ejemplo, una persona que te ve a los ojos y te saluda de manera firme, demuestra que tiene comportamientos que evidencian la característica intangible “seguridad” o una persona que utiliza una agenda de manera regular tiene un comportamiento observable que nos demuestra un grado de desarrollo en la competencia “organización”.  Así que, en cada característica subyacente o intangible del ser humano podemos enlistar una serie de comportamientos observables que nos sirvan de pauta para detectar si una persona es o no competente en algún ámbito en específico.

La competencia “Gestión de equipos” se define como: “La capacidad de compartir efectiva y oportunamente conocimientos y experiencias que contribuyan de manera efectiva al trabajo que se realiza conjuntamente con otras personas. Manejar de manera eficiente las emociones, desacuerdos y conflictos derivados de las relaciones de trabajo. Escuchar activamente y establecer diálogos eficaces para facilitar la interacción y el logro de metas, generando reflexión, acción y compromiso.” (Alles, 2002)

Y los comportamientos observables que nos señalan el nivel de dominio que tiene una persona de esta competencia son:

  • Construye relaciones de trabajo basadas en la confianza y el respeto.
  • Muestra apertura y respeto al escuchar cualquier punto de vista, aun cuando este sea diferente al propio, para poder alcanzar beneficios mutuos.
  • Demuestra con acciones su compromiso con el logro de los resultados acordados en el equipo.
  • Promueve la participación de todos los miembros del equipo en un entorno de contribución e iniciativa.
  • Construye un ambiente de confianza que facilite la colaboración y promueva el cumplimiento de metas comunes.

El desarrollo de estos comportamientos y de la competencia “gestión de equipos”, es alcanzable a través de los programas de desarrollo que METTA ha diseñado para las organizaciones.

¿Cómo podemos definir un equipo?

Un equipo es un grupo de personas que se han comprometido a lograr objetivos comunes, que juntos trabajan bien y producen resultados de alta calidad.

¿Por qué “grupo” y “equipo” no son lo mismo?

Un grupo se convierte en equipo sólo si desarrolla el sentimiento de responsabilidad colectiva por los resultados. El espacio para este desarrollo surge de la confianza mutua entre sus integrantes. La confianza se nutre en los compromisos que éstos asumen y cumplen.

Características de un equipo

  • Metas: Guía las actividades de un equipo hacia el cumplimiento de determinados objetivos, que son su razón de ser.
  • Normas: Los equipos generalmente establecen normas o reglas de comportamiento para regular la interacción entre sus integrantes (por ejemplo, puntualidad, uso de la palabra, etc.).
  • Roles: Diferentes personas del grupo pueden desempeñar diversos roles, de acuerdo con las responsabilidades asignadas a cada uno (por ejemplo: Líder, coordinador, colaborador, asistente).
  • Recursos: Un equipo tiene a su disposición diversos recursos que le facilitan el cumplimiento de su tarea, tales como tiempo, recursos materiales, financieros y, sobre todo, el capital humano, constituido por la suma de sus integrantes, que incluye el recurso emocional.

Necesidades grupales

William Schutz (1958), psicólogo reconocido como uno de los máximos expertos en el estudio de los equipos de trabajo, propone que tres dimensiones de las relaciones interpersonales resultan suficientes para explicar la mayoría de las interacciones entre los seres humanos: inclusión, control y afecto:

  • INCLUSIÓN: La primera dimensión se refiere a la necesidad de ser reconocidos como interlocutores válidos en una conversación. Se basa en la sensación psicológica de que estamos “adentro” y no “afuera” de un grupo.
  • CONTROL: Esta dimensión tiene que ver con la necesidad de sentir que tenemos control de nuestras relaciones con otros. Se fundamenta en el sentir que estamos “arriba” y no “abajo” de los grupos a los que pertenecemos.
  • AFECTO: La tercera dimensión se basa en el deseo psicológico que tenemos los seres humanos de ser amados por otros. Tiene que ver con la necesidad de sentir que estamos emocionalmente “cerca”, más que “lejos” de otras personas.

Todos los seres humanos, de una forma u otra, funcionamos en dichas dimensiones.

Etapas de desarrollo de un equipo de trabajo

Los estudiosos del funcionamiento de los grupos han encontrado que éstos se caracterizan por las siguientes cuatro etapas a lo largo de su ciclo de existencia: encuentro, confrontación, cooperación y madurez.

Etapa 1: Encuentro

Es la etapa inicial en la formación de un equipo de trabajo.  En este periodo los integrantes se muestran amables y reservados, pues aún no se conocen lo suficientemente bien. Tampoco se han desarrollado pautas ni hábitos comunes.

En este despertar del equipo, los integrantes van descubriendo paulatinamente qué tipo de cosas funcionan o no entre ese grupo particular de personas. Por ejemplo, una persona muy bromista se abstendrá de contar chistes hasta asegurarse de que los demás no lo censurarán o criticarán por ello. En esta etapa también se establecen las reglas básicas de funcionamiento del equipo, tanto las implícitas como las explícitas.

Etapa 2: Confrontación

En esta segunda etapa de un proceso grupal, al conocerse mejor las ideas y posiciones particulares de cada uno de los integrantes, debido a la competencia entre los mismos se crean divisiones dentro del equipo y se generan conflictos por el choque de personalidades individuales o entre los “grupitos” que conforman el equipo. Nadie quiere ceder pues esto implicaría mostrar “debilidad”.  Por ello la comunicación es deficiente, ya que existe poca disposición para escuchar y algunos se resisten a decir lo que realmente piensan.

Etapa 3: Cooperación

En esta etapa, los “grupitos” dentro del equipo empiezan a trabajar en conjunto y se acuerdan las “reglas del juego”.  Prevalece un espíritu de cooperación, así como la expresión respetuosa y sincera de opiniones. La gente empieza a escuchar, en vez de estarse cuestionando unos a otros.

Asimismo, se desarrollan en el grupo procedimientos formales para hacer las cosas. En el ámbito humano, las relaciones personales son satisfactorias y enmarcadas en el respeto mutuo. Gracias a todo esto, se favorece la creatividad, la flexibilidad y, por tanto, la efectividad del equipo.

Etapa 4: Madurez

La etapa culminante de un equipo es cuando se desarrolla un clima de confianza para decir las cosas en forma constructiva, pues los integrantes del equipo se apoyan unos a otros. El equipo se concentra en la resolución efectiva de tareas y los integrantes disfrutan hacer cosas juntos. Se conocen y distinguen con claridad los roles y se reparten equitativamente las responsabilidades entre los integrantes.

Sinergia

Podemos entender por sinergia a la capacidad de las personas para obtener resultados superiores mediante la colaboración conjunta y no a través de acciones separadas.

Los grupos de trabajo deben llevar a la práctica las tres acciones siguientes para lograr la sinergia:

  • 1. Evitar discutir sobre quién tiene la razón y quién no y procurar llegar a un acuerdo común. Cuando cada integrante del equipo se obstina en que su punto de vista es el correcto, no se llega a nada.
  • 2. El sostener diferentes puntos de vista sobre un tema debe ser visto como una fortaleza y no como una debilidad del grupo. En un equipo sinérgico, gracias a la interpretación diferente de cada integrante sobre las metas y proceso, es posible llegar a un entendimiento común.
  • 3. Los grupos llegan a mejores acuerdos cuando los individuos están dispuestos a escuchar y ser escuchados, de tal forma que todos se sientan incluidos. Sólo cuando los integrantes se escuchan unos a otros, se abre la posibilidad de desplazarse todos juntos hacia el cumplimiento de metas y objetivos.

El desarrollo y la gestión de los equipos de trabajo sin lugar a duda es una responsabilidad del líder, pues los equipos no maduran por si solos, tener un equipo de bajo o de alto desempeño dependerá de la capacidad de gestión que tenga su líder, pues el crear un contexto de colaboración, confianza, responsabilidad y compromiso por los resultados depende de las acciones y estrategias puntuales que implementa el líder para inspirar y unir a sus colaboradores hacia una visión compartida por el logro de resultados extraordinarios.

¿Te consideras un buen gestor de equipos?

Si quieres conocer más sobre nuestros programas para el desarrollo de competencias, no dudes en escribirnos.

Referencias:

Alles, M. A. (2002). Dirección estratégica de recursos humanos, gestión por competencias: El diccionario. Buenos Aires: Granica.

Schutz, W.C.  (1958). FIRO: A Three Dimensional Theory of Interpersonal Behavior.  New York: Holt, Rinehart, & Winston.

¿Cómo se evalúa la capacitación?

El objetivo de toda acción formativa es el de generar algún impacto positivo o facilitar un cambio en las personas y en las organizaciones. Y para saber sí la capacitación está logrando esta meta es importante medirla y evaluarla de manera eficiente.

*El modelo de medición de la capacitación que te presentamos combina modelos de autores distintos, puedes consultar las referencias al final de este articulo.

Nivel 1: Reacción.

Evalúa la experiencia de aprendizaje

Mide cómo reaccionan los participantes ante la formación que acaban de recibir. No siempre una calificación positiva en este nivel garantiza un proceso formativo exitoso.

¿Cómo medirlo?

A través de evaluaciones de reacción o encuestas de satisfacción, que se aplican a los participantes una vez concluida la acción formativa. Esta información es útil para los encargados de la capacitación, pues les brinda la retroalimentación necesaria para realizar mejoras a la experiencia de aprendizaje.

Nivel 2: Aprendizaje.

Mide cuanto aprendizaje se generó a través del curso.

El aprendizaje se puede definir como la medida en que los participantes cambian sus actitudes, aumentan sus conocimientos o mejoran o desarrollan sus habilidades.

¿Cómo medirlo?

El aprendizaje se puede evaluar a través de exámenes de conocimientos o de pruebas prácticas, es recomendable iniciar los programas de formación con una evaluación diagnostico para conocer la situación inicial de los participantes y conocer el nivel de desarrollo del aprendizaje a través de la acción formativa.

Nivel 3: Conducta o comportamiento

Mide que tan diferente es el accionar de los participantes a través de la acción formativa

Todo curso de capacitación para una organización debería apuntar a generar un impacto a este nivel, pues es la antesala para poder asegurar un impacto en algún indicador del negocio. Para lograr transformación a nivel de comportamientos es importante asegurar el éxito en los niveles anteriores, pues sin el conocimiento y la habilidad requerida no sería posible generar comportamientos nuevos, el reto fundamental es agregar estrategias que apunten al cambio de la actitud, pues es el elemento más importante en los procesos de cambio y aprendizaje, y por desgracia, es un elemento frecuentemente descuidado por la mayoría de los responsables de la capacitación.

¿Cómo se mide?

La recomendación es medirlo 1 o 2 meses después de la acción formativa, y puede realizarse a través de encuestas u observación directa, utilizando listas de cotejo basadas en comportamientos observables alineados a las competencias correspondientes.  (Si quieres ver un ejemplo de cualquier formato o guía de evaluación para cualquier nivel, no dudes en dejarnos un comentario con tu correo para hacértelo llegar) 

Nivel 4: Resultados.

Mide el impacto que la capacitación tuvo en la organización

Este nivel es el más difícil de evaluar, pues no solo evalúa la mejora en los indicadores del negocio,  reducción de costos o en la mejora del desempeño, sino que también contempla beneficios difíciles de cuantificar, como aumento en la motivación, reducción del estrés, mejor clima laboral, mayor compromiso, mejor trabajo en equipo entre otros…

Por este motivo, en algunas ocasiones no sería posible medir con exactitud en términos económicos todos los beneficios de la capacitación, pues estos deben asociarse en primer término con la mejora en la cultura, el clima laboral o el bienestar de los colaboradores, que seguramente generan un impacto positivo a nivel económico.

¿Cómo se mide?

Los resultados de la capacitación se miden observando el movimiento de los indicadores del negocio a través del tiempo a causa de las acciones formativas, para lo cual hay que considerar el tiempo correspondiente de maduración del aprendizaje, dependiendo de la naturaleza de cada proyecto.   Un aumento del 5% en ventas, una reducción del 20% en gastos y un aumento en la productividad del 10% son ejemplos claros de medición de resultados. 

La mejor manera de medir los resultados es considerar los KPI´S de la organización desde el inicio del diseño de la acción formativa, para alinear los objetivos y contenidos a las competencias y comportamientos específicos que puedan mejorar esos indicadores. Así como desarrollar estrategias de aprendizaje innovadoras que incluyan proyectos integradores  que guíen la aplicación hacia la mejora de los indicadores del negocio.

Evolución del modelo tradicional

Estos 4 primeros niveles de medición de la capacitación fueron propuestos por Donald Kirkpatrick en su modelo tradicional, el cual incluye el ROI (Retorno de la inversión) en el nivel 4-resultados, pero en los últimos años ha tomado importancia considerar el ROI como un siguiente nivel, idea propuesta y desarrollada por Jack Phillips.

A su vez Jim y Wendy Kirkpatrik, hijo y nuera de Donald Kirkpatrick propusieron un interesante nivel de medición que no es sumativo a este modelo, sino que sustituye al ROI, buscando unificar los esfuerzos del proveedor de servicios de capacitación con los del cliente, fomentando un compromiso compartido y colaborativo que asegure el logro de las metas inicialmente declaradas y el retorno de las expectativas (ROE) de todos los involucrados.

Nivel 5: ROI o ROE

ROI

Mide que tan rentable fue la inversión realizada en la capacitación

Toda capacitación debe ofrecer un beneficio, y este beneficio debe poder medirse en términos económicos.

¿Cómo se mide?

La manera simple de saber si la inversión fue eficiente es calculando si el valor económico generado  a través de la capacitación es mayor a la inversión realizada por obtener la solución formativa.

La formula propuesta para la medición de este nivel es simple:

ROI= Beneficios / Costo

Si el resultado de dividir los beneficios económicos generados entre el costo de la capacitación es mayor a 1 la capacitación genero ganancia, sí es igual a 1 se logró el punto de equilibrio, y si es menor a 1 la capacitación generó una perdida económica.

Es importante tener presente que esta fórmula rígida de medir la capacitación, mucha veces no representará con objetividad el valor real ofrecido por un programa de capacitación, pues como mencionamos anterior mente hay muchos beneficios adicionales a los económicos que la capacitación ofrece a las organizaciones, que son difíciles de traducir a un indicador económico.

El ROI puede funcionar cuando la capacitación está directamente relacionada con resultados cuantitativos, pero cuando los resultados son cualitativos el ROI se hace complicado de representar con objetividad.

Otra de las desventajas de la medición del ROI es que la visión tradicional (Cliente/proveedor) genera 2 bandos, que muchas veces generan una división de esfuerzos, y la falta de apropiación de resultados que pueden boicotear los objetivos, o justificar la falta de involucramiento por parte de los colaboradores dentro de la organización en los procesos de cambio y aprendizaje.  Por lo cúal, las ventajas de la medición del ROI se han visto cuestionadas, a tal punto que abrió paso a un nuevo paradigma en la medición de la capacitación, la medición del ROE (retorno de las expectativas).

ROE

Mide el valor del entrenamiento en los términos. deseados por los principales interesados.

Es importante creer en el valor de la capacitación antes de poder demostrarlo, y esto únicamente se puede lograr cuando lo esperado por la capacitación, el alcance y los objetivos son diseñados y apropiados por los todos los intervinientes.

Cuando la colaboración y la sociedad entre todas las partes sucede, cada uno entiende su rol fundamental en la implementación, no solo en el momento de la capacitación, sino en la ejecución y maduración del aprendizaje, así como en la búsqueda de la transformación deseada por la empresa a largo plazo.

El ROE busca:

  • Unidad: generar colaboración entre los colaboradores y los responsables de la capacitación.
  • Comprender que el termino de la capacitación es en realidad el inicio del camino hacía los resultados esperados.
  • Buscar la apropiación de los participantes por el logro de resultados a largo plazo.
  • Evitar la falta de responsabilidad por los resultados por alguna de las partes involucradas.
  • Evitar que alguno de los intervinientes busque boicotear los esfuerzos de cambio, ya que todos asumen la responsabilidad compartida por el logro de resultados.
  • Definir a la capacitación como un elemento clave en el éxito de la empresa, pero reconocer la importancia del seguimiento por parte de intervinientes claves de la organización.

¿Cómo se evalúa?

El ROE es medido a través de puntos de control durante el avance sistemático del proceso de cambio, el cual puede incluir todos los niveles anteriores de evaluación de la capacitación, pero también puntos de control enfocados a la ejecución de nuevos comportamientos, al seguimiento de la mejora del desempeño y al movimiento proyectado de los indicadores del negocio.

Evaluar la capacitación es una actividad fundamental en las organizaciones, ya que esto les permite ajustar sus estrategias y presupuestos en búsqueda del mayor valor posible para su empresa.

Esperamos que este artículo haya sido de tu interés, así como haber podido ayudarte a ampliar tu visión sobre el impacto que la capacitación puede generar en las organizaciones.

Nos es importante conocer tu punto de vista, así que no dejes de escribirnos tus comentarios, y si lo deseas compartir esta publicación. 

Fuentes:

Kirkpatrick, D. L., & Kirkpatrick, J. D. (2007). Evaluación de acciones formativas: los cuatro niveles (No. 658.336). Epice;.

Phillips, J. J. (2012). Return on investment in training and performance improvement programs. Routledge.

Kirkpatrick, J., & Kirkpatrick, W. (2010). ROE’s rising star: why return on expectations is getting so much attention. T+ D64(8), 34-39.